¿Estamos obligadas a contar nuestro diagnóstico de VPH?
Puedo contar las experiencias más hostiles y violentas cuando, ante la idea de cuidado y responsabilidad, conté mi diagnóstico a hombres con los que pretendía se desarrollara un vínculo o incluso solo un encuentro sexual.
¿Es más responsable contar un diagnóstico de VPH que usar barrera protectora en los encuentros? ¿Deben hacerse ambas cosas? El VPH puede ser asintomático, por lo que la posibilidad de portar el virus y no tener un diagnóstico, no solo existe, sino que es común. En el no diagnóstico, no se comunica e informa nada porque no hay algo conocido para informar, entonces me repito la pregunta ¿Es más responsable contar un diagnóstico de VPH que usar barrera protectora en los encuentros?
La gran desinformación sobre el VPH no solo responde a la falta de conocimiento de las personas sobre el virus, sino también al corto interés investigativo del mismo por parte del sistema y el Estado, y a la completa ignorancia respecto al cómo abordamos y acompañamos socialmente el tema, especialmente con los anteriores dos factores de por medio.
Siendo una persona que ha sido diagnosticada con VPH, puedo contar las experiencias más hostiles y violentas cuando, ante la idea de cuidado y responsabilidad, conté mi diagnóstico a hombres con los que pretendía se desarrollara un vínculo o incluso solo un encuentro sexual.
Un día, después del acto sexual, estando desnudos, él me grita a la cara sosteniéndose el falo con una mano y con la otra señalando toscamente un aparente síntoma que jamás llegue yo a ver en realidad
De las que más impacto tuvieron en mí, fue la vez en la que en casa de un hombre con el que salía y pretendía crear un vínculo, y aun cuando nuestras prácticas genitales se hacían con barrera protectora, un día, después del acto sexual, estando desnudos, él me grita a la cara sosteniéndose el falo con una mano y con la otra señalando toscamente un aparente síntoma que jamás llegue yo a ver en realidad, con su saliva rociándome la frente y los ojos, conforme su altura y cercanía física a mí en ese momento y conforme su tono de voz desmesurado, me repetía a gritos y sin parar la pregunta: ¿Esto que me salió es por culpa de la mierda esa que tú tienes?
Sé que mucho de esta dolorosa anécdota tiene que ver con él como persona y la particularidad de su vida, pero también sé que una parte de su reacción tuvo que ver con la absoluta desinformación acerca del virus, y repito, no solo referente a lo clínico: a las posibilidades de que hasta él mismo fuese portador, ya que se estima que alrededor del 80% de las personas sexualmente activas contraerán el VPH en algún momento de su vida, o a la posibilidad de que él también puede vacunarse contra el VPH.
Me refiero es a su desconocimiento acerca de cómo este virus me ha atravesado la vida. Si él hubiera sabido que la primera vez que recibí un diagnóstico estaba pasando por una ruptura, si él supiera que cuando tuve mi primera colposcopia fui sola al procedimiento y el dolor físico me hizo gemir y llorar, que desde esa vez siempre que me hacían una colposcopia, al terminar, entraba el baño más cercano a llorar en silencio. Si conociera los días que pasé en cama luego de mis 2 cirugías de conización, o que vivo con el constante miedo a perder el útero y más aún, la vida.
La tasa de mortalidad del cáncer de pene es significativamente más baja comparada con el cáncer cervical que provoca más de 300,000 muertes anuales
Volviendo a la desinformación médica, si él hubiese sabido que el cáncer cervical es mucho más frecuente que el cáncer de pene, se diagnostican 26,000 casos nuevos de cáncer de pene cada año a nivel mundial a diferencia de los 500,000 casos nuevos de cáncer uterino cada año, y no solo que la asociación del cáncer con el VPH en los falos es menor (del 60%) a la del cáncer cervical, dónde el 99% de los casos están relacionados con el VPH, sino que la tasa de mortalidad del cáncer de pene es significativamente más baja comparada con el cáncer cervical que provoca más de 300,000 muertes anuales.
Yo prefiero pensar que si él supiera todo esto, su actuar hubiese sido no solo diferente, sino opuesto y autocuidadoso con él mismo. Quiero imaginar que con toda la información posible, desde su privilegio se hubiese vacunado, hubiera abrazado mi proceso y hasta hubiéramos explorado juntos otras formas de lo erótico, especialmente teniendo en cuenta otra importante información y es que la barrera protectora no es garantía para no transmitir el virus.
No puedo aseverar que es lo más responsable y cuidadoso, si contar un diagnóstico de VPH, si solo usar barrera protectora en los encuentros, o si ambas. Pero si puedo decir desde mi experiencia que acompaño a las personas, especialmente a las personas con útero, a una decisión de no compartir su diagnóstico con quién pretenden o tienen un vínculo sexual, y que motivo a todos, todas y todes a informarse sobre el VPH, a no creer en las referencias estadísticas que doy acá, ellas hacen parte de mi investigación personal, les invito a hacer la de ustedes, a conocer testimonios de las personas diagnosticadas sobre como esto afecta su vida en todos los sentidos, a acompañar los procesos cercanos de amigas, amigos, amigues y de familiares diagnosticados con VPH, y a opinar cualquier cosa respecto a este tema desde la empatía y la compasión.